miércoles, 31 de diciembre de 2008

Oscar, campeon de Buenos Aires.

El lunes acaba de empezar. Son las 12.30AM y la noche nos empuja a buscar ese bondi que nos transporte a casa. Si el camino elegido atraviesa la avenida Corrientes, tal veces se demore el retorno al hogar. Esta mítica avenida es la calle de las sorpresas. Así fue que en nuestra caminata nocturna, nos topamos con uno de esos bares de los que casi no quedan. Un bar como los de antes, de esos en donde es habitual encontrar empedernidos jugadores de billar, a los que sobrios mozos vestidos de celeste asisten con bebidas que amenizan la velada. Nos adentramos en este inhóspito reducto. En el fondo del local, luego del sector de los pools y billares, divisamos tres mesas de ping pong. Un jugador avanzado en vida capta toda nuestra atención. Nos maravilla la virtuosidad de este campeón de 82 años, quien tras vencer cómodamente a su joven rival, y percibir la fascinación con la que seguimos la partida, se anima a conversar con nosotros.
Cuenta que durante muchos años fue viajante. Levantar pedidos en lejanas ferreterías necesitadas de insumos fue su forma de ganarse la vida. Trabajaba para una empresa que comercializaba productos electrónicos hasta que cerro. Después se jubilo. Sus inicios en el mundo del ping pong son más lejanos. Oscar proviene de una familia obrera. Sus padres no contaban con los medios necesarios para poder costearle ni el equipo ni las clases de tenis que él tanto anhelaba. Le encontró la vuelta en el club de su barrio. Allí se inicio en el tenis de mesa. No fue mucho el tiempo que paso hasta convertirse en su campeón.
Me cuenta que nunca jugo por plata, para Oscar el ping pong es un juego de caballeros donde en la partida además del honor, se juega por la mesa o por el te. El dinero nunca media las partidas, porque aquí lo que cuenta es la destreza de los participantes, esa que este campeón tiene de sobra, y que ha puesto a prueba en incontables ocasiones. Tanto es así, que destacados jugadores de diferentes latitudes, según me cuenta, lo han desafiado (infructuosamente) innumerables veces. Incluso chino reconocido por su manejo del tenis de mesa quiso comprobar en vivo y en directo cuan cierta era la leyenda sobre la imbatibilidad de este veterano campeón. La partida no dejo lugar a dudas… Oscar es imbatible.
Su fama ha trascendido la orbita del barrio, es de la ciudad.

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